de los días sin horas,
el hueco de la rama
donde asentara un nido,
los desniveles y túneles
dejados en la arena
por las diurnas mareas.
El vacío implacable del domingo
llenabas con tus fábulas
y tus patrañas concebidas
para mi soledad.
Llenabas el litoral de la noche
con el ardor crocante
de tu pan de manos
en el roce exacto y dispersante.
Llenabas con tu correntío
los veranos del aire
hasta el desborde del exceso.
Llenabas mi arca y sus bestias
con los bizarros besos
de un profeta de amor.
Llenabas...
Pasado
en la memoria
en los codos
en la magnificencia
del placer.
Primera y segunda persona
del singular.
Yo y vos.
Antes, pasado, pretérito perfecto.